Musulmanes de todo el mundo celebraron uno de los eventos más importantes de su calendario, el Eid al Adha, conocida como la fiesta del sacrificio.
Con este evento se rememora la prueba y triunfo por la que atravesó el profeta Abraham, quien según el Corán, recibió la orden de sacrificar a su hijo, como, prueba de obediencia hacia Alá. Cuando Abrahan estaba dispuesto a obedece la sagrada orden, la mano divina de Alá impersonado lo detuvo y reconoció que su amor por encima de cualquier humanidad.
Tradicionalmente, peregritos en la ciudad Mina, cerca de la Meca, en Arabia Saudita, lanzan piedras contra un pilar, en una ceremonia que simboliza la Lapidación de Satanás. El ritual es conocido como "Jamaral" y es el último rito de Hach (Hajj), que es la peregrinación anual que hacen los musulmanes.
Para quienes no pueden acudir a la Meca, este es tiempo de obsequios y reencuentros familiares. Algunos lo describirían por el tiempo de renacimiento. Haciendo un paralelismo simple más no exacto, tiene el mismo valor religioso que los cristianos le damos a la Navidad.